Las trampas de Occidente es un libro atípico que hace honor a su título. Resultará apasionante para algunos occidentales y enojoso para otros.
Probablemente interesará al lector ávido y serio de más de 45 o 50 años. Quizás también a los lectores más jóvenes, en particular aquellos que se resisten a aceptar los paradigmas occidentales y que aún buscan alternativas.
El
potencial lector de este libro posiblemente ya ha estado
buscando salidas a su “desengaño occidental”. Se ha ilusionado con la
posibilidad de
encontrarlas en el yoga, la meditación, la astrología, la
biodanza,
la bioenergía, el Tai Chi y similares; también en la expresión
artística
y en distinto tipo de psicoterapias. Pero estas salidas han
resultado
insuficientes o han ido
perdiendo consistencia para el lector que está buscando un
libro como
Las trampas de Occidente:
“Continuar buscando, cambiando de instructores religiosos, de guías espirituales, practicando yoga, ejercicios respiratorios, cumpliendo ritos, siguiendo a Maestros y demás cosas por el estilo, es totalmente inútil, ¿verdad?”
Jiddu Krishnamurti
Es
probable que el libro seduzca a los que se han
interesado por Nietzsche, Krishnamurti, Osho, Fritjof
Capra, Carl Gustav Jung.
El
libro respira un aire transdisciplinario y será de interés
profesional para psicólogos, médicos, científicos, trabajadores
sociales, educadores, comunicadores, en la medida en que
estén insatisfechos con el posicionamiento clásico de sus
respectivas disciplinas.
El
libro no interesará a los que buscan respuestas totalizadoras o a los que prefieren una espiritualidad
mágica.
Tampoco interesará, naturalmente, a los que prefieren la literatura de ficción o las lecturas livianas, breves y sencillas.
Tampoco interesará, naturalmente, a los que prefieren la literatura de ficción o las lecturas livianas, breves y sencillas.
El
libro posiblemente producirá desde desinterés hasta enojo en las personas que
creen a pié juntillas en los paradigmas de Occidente, es decir,
aquellos que basan su mirada del mundo en la conceptualización, la
causalidad, la lógica, el esfuerzo, etcétera.
El
libro puede resultar sanador a los que, perteneciendo al tipo
descripto en el párrafo anterior, han comenzado a tomar conciencia de
los sinsentidos y fracasos a los que los conduce la excesiva
intelectualización.
El libro es para aquellos a quienes “la cosa no cierra”. Y que, además, estén dispuestos a revisar sus propias convicciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario